Mansa Fortaleza

Jesús dijo: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra como heredad.

La mansedumbre no es debilidad. Al contrario, es fortaleza, pero fortaleza contenida, retenida, no ejercida sobre algo o alguien. Por ejemplo: Jesús de Nazaret fue manso cuando fue a la orilla de los gadarenos. Allí, expulsó muchos demonios de un hombre enorme desnudo y violento, aterrorizando a los cuidadores de una piara de cerdos. Ese tipo de poder también asustó mucho al resto de los gadarenos, y tímidamente le pidieron que por favor se fuera. Así lo hizo. Él simplemente se fue. Jesús, quien tenía el poder de sanar muchas de sus penas además de su miedo, simplemente se subió a la barca y se fue. Eso es ser manso. Fue un poderoso testimonio de la confianza de Jesús en que el Padre está a cargo incluso de las personas que no están dispuestas y que no tenemos que afinar detalles.

Noten que Jesús especialmente quería que supiéramos que Él es manso: Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. Cuando podemos corregir a alguien pero no lo hacemos, cuando podemos insistir en hacerlo pero nos frenamos,  estamos imitando a Jesús, estamos siendo mansos. Fortaleza escondida llena de gracia.

Es una buena idea insistir en esto, porque Jesús pronto vendrá de nuevo como el Cristo, el Rey de Reyes y soberano de todas las naciones para decirnos que heredaremos la tierra, Su reino. Este es un pensamiento muy bendecido y que nos llena de felicidad..

Padre Joe Tetlow, SJ